jueves, 28 de agosto de 2014

Del 30 al 30 (Día 27)

No hay nada que una caminada con la música adecuada no arregle. Dicen que el tiempo lo cura todo, pero solo si es tiempo bien utilizado, de lo contrario es tiempo perdido. No es como si no pudiese ser un poco de ambos, la vida es como estos dos conceptos, se entremezclan y crean tonos grises y de distintos colores por los que puedes pasar la mano, untándote la palma con un arcoiris de sensaciones. Muchos creerán que caminar hasta y desde la suba todos los días para ir y venir de la universidad es un pérdida de tiempo y tienen algo de razón, es tiempo que podría utilizar para estudiar o hacer trabajos. Pero también es tiempo que podría desperdiciar en ocio en twitter o jugando. Los minutos que paso caminando son minutos que me hacen pensar en mí, me hacen pasar por todos los estados anímicos si se da la ocasión y me dejan analizar si estoy siguiendo el camino que quiero seguir en vida. 

Con mucha frecuencia tengo pensamientos que van en contra de lo que yo quiero, pero casi nunca tengo el tiempo de pesar en una balanza la acción con el resultado, la recompensa con la consecuencia. Por esto tengo que callar muchas cosa que podrían ser dañinas, porque es mejor ahorrase un bien opcional que hacer un mal irreparable, porque, hay que aceptarlo, no todo es reversible. He llegado a pensar que nada lo es, que todo lo que hacemos deja una huella indeleble en el paso del tiempo, porque por más que queramos, siempre habrá algo que no podremos borrar, cada vez que arrojamos una piedra se deprenden una infinidad de esquirlas y muchas de ellas de dividen de nuevo, haciendo imposible recuperar la piedra que lanzamos, así se comportan nuestras acciones, una acción simple tiene una infinidad de consecuencias y afecta otra infinidad de otras acciones, decir "es mi vida" es una forma de reconocer el poco peso que cree tener alguien sobre la tierra.

Yo camino y corro porque en mi mente estoy viviendo todos los "posibles" que no fueron o que podrían ser, pero que por simple probabilidad no serán, pues si de infinidad de futuros tu quieres que suceda uno, la posibilidad de que suceda ese y justo como quieres es ínfima, por eso cuando estaba en mi bachillerato empecé a decirme, que lo mejor era no imaginarse nada que pudiera pasar, porque así solo es una posibilidad más y no hay lugar para la decepción si la realidad resulta diferente. Ahora pienso diferente, pienso que se debe imaginar el ¿qué? , pero también el ¿cómo?, así puedes forjar un camino hacia el futuro que deseas, en lugar de solo dejárselo al azar. Por eso camino, porque más que mis piernas, ejercito mi mente.