domingo, 15 de octubre de 2017

Sadelalite, verdadera literatura

Hace más o menos veinte minutos salí de la ducha, no quería hablar con nadie, no quería trabajar en nada de la universidad ni tampoco quería jugar nada. Me senté frente al computador y recordé, por alguna razón, a mi blog, me di cuenta de que no podía poner excusas para no escribir y decidí crear una nueva entrada. Como dije, eso fue hace más o menos veinte minutos y yo seguí sentado frente a la pantalla con un título que rezaba "Volver a escribir". Pensaba tratar de narrar como se siente escribir de cosas cotidianas después de un tiempo sin hacerlo, tal vez  empezara a desviarme en algún punto y contase anécdotas de mi vida, el estado de las cosas, un ajuste de cuentas(?), pero para cualquier inicio o frase introductoria encontraba problemas, las sentía sosas, infantiles, como si las hubiese escrito mi yo del pasado y eso si que me avergüenza. Decidí entonces escribir sobre eso mismo, sobre el breve momento que fue el salir de la ducha y empezar a escribir.

Puede que no sea el mejor momento para escribir y que no logré digitar nada interesante, lo más seguro es que todo sea un torrente de ideas desconectas y disonantes, sin razón de ser. Mas si el blog fuese jardín donde solo crecen los ensayos más meditados y las obras de literatura más bellas  seguramente no tendría nada escrito, así que la disonancia no es un obstáculo para mi, no tengo una audiencia que complacer, lo que más me complace es revisar que no importa cuanto escriba, mi número de lectores nunca aumenta a menos que yo hable a alguien de mi blog, ese alguien sentirá curiosidad, leerá un buen número de entradas, seguramente algunas viejas para ver como era yo antes, pero eventualmente se irá y seguramente nunca vuelva  a leerme.

He de admitir que mientras escribía el párrafo anterior no podía sacarme a ciertas personas en de la mente, personas que en algún punto han demostrado ser lectores, si no frecuentes, al menos casuales lo que me deja perplejo. No es como si yo avisara cuando publico algo, ni tampoco espero que estas personas revisen con regularidad si he abandonado la inactividad, pero de alguna forma me sorprenden hablándome sobre algo que escribí y que no existía otra forma de saber. No entiendo ni el cómo se enteran, ni los motivos que tendrían para leerme.

Es verdad que antes yo escribía con la intención de ser leído, en el fondo sigue siendo así, no puedo negar que me gusta la forma en la que la gente me mira después de leerme, no tengo una narrativa cautivadora, ni siquiera tengo una gramática perfecta, diría que puede llegar a rozar lo aceptable en mis mejores momentos, pero esto no impide que quienes nunca se hayan  tomado el trabajo de enfrentarse a una hoja en blanco se interesen un poco por esta curiosa práctica que tengo. Esta actividad que inicié en el colegio y que por un tiempo se hizo moda en un pequeño grupo que llamamos sadelalite (Saboteadores de la literatura, el mejor título que se haya creado jamás para un grupo de escritores amateur).  Hoy en día el proyecto está abandonado y de los cuatro solo sé de uno que escribe con regularidad y obviamente no soy yo. 

Pensándolo detenidamente, puede que ese grupo haya sido la primera vez que me haya permitido pensar en grande, que haya visto la realidad y mis sueños  y lograse encontrar un pequeño punto de intersección. Recuerdo que me imaginaba como un escritor de nicho, como ese alguien al que señalarían y dirían: "Ese es, ese es el del blog". Recuerdo que teníamos un sistema de popularidad en el blog, en el que las entradas más visitadas aparecían como "Nuestro top 5" En algún momento llegué a tener alguna entrada en el cuarto lugar, lo cual me hacía suficientemente feliz, pero con el paso del tiempo los 5 lugares fueron tomados por Daniel y Cristian, mentiría si dijera que  no me sentiría bien si algún cuento tonto se colara hoy, así fuera en el quinto lugar. 

He visto algunos de los títulos que poníamos y no puedo evitar sonreír de lo presuntuosos que éramos todos, cabe decir que Borray y yo éramos los peores, nos tenemos merecido no estar en el top 5. Da nostalgia, ver como hace dos años nadie tocaba el blog de sadelalite, más aun si lo lo comparas con el volumen de escritos que hubo en 2012. Ah, 2012, ese año tan importante para todos, estábamos recién graduados, acariciando por primera vez las paredes de lo que sería para todos (Sin contarme) nuestra alma mater, saboreando los primeros atisbos de ese menjurje que es la libertad. ¿Cómo no íbamos a escribir?, éramos los saboteadores de la literatura al fin y al cabo, era nuestro deber para con las letras y si de sabotear se trata, creo que ese año hicimos un buen trabajo. 

Desafortunadamente nos vimos obligados a elegir, a elegir entre sadelalite y todo lo que podíamos hacer con ese tiempo, porque así no lo parezca, sabotear la literatura es un trabajo arduo, que puede llega a ser frustrante cuando te encuentra en medio de una idea genial y un bloqueo de escritor, y éramos recién graduados del colegio, todas nuestras ideas eran geniales., puede que no en retrospectiva, pero eso nunca nos impidió pensarlo así. Al final todos dejamos sadeltalite y estoy seguro que los cuatro hemos mencionado, en algún punto de nuestra vida, ya sea el blog colaborativo o el personal, solo para darnos un aire importante, para que la gente nos mire y podamos hacer una sonrisa que diga "Si, en mi años mozos fui todo un poeta", valga decir que nuestra poesía era pésima, la mía la peor. 

Me he divertido mucho escribiendo esta entrada, ha sido relajante, una terapia para el estrés incluso, pero no quiero extenderla tanto como para que el caucho pierda fuerza, lo mejor es soltar la cuerda y disparar la resortera ahora que está tensa, ya veremos que tan lejos cae la piedra.