jueves, 14 de junio de 2018

En un sueño, primera parte (Cuento)

Ella calló en sus brazos...es una forma de decirlo, otra forma sería decir que él se lanzó para ayudarla y en medio de su torpeza terminó con la nariz rota y lo que alguna vez fue una pizza decorando como estampado su camisa. Él estaba agradecido de todas formas, porque mientras la sangre escurría por entre sus dedos y Ella se disculpaba, pudo ver a través de las lágrimas, que tenía el puño cerrado en torno al el dije en forma de diente en su cuello.

Desde pequeño recordaba esa sensación, ese deseo de salir corriendo de vez en cuando, esa ansiedad que le asaltaba de la nada y lo obligaba a interrumpir lo que estuviera haciendo, el mundo se hacía un borrón y su corazón se aceleraba, entonces empezaba a avanzar, primero despacio pero aumentando el paso constantement, todo para tratar de llegar a ese lugar que lo llamaba. Sus padres lo detenían en su niñez, pero con el tiempo el trabajo resultaba agotador y un día terminaron por permitirle su escapada. "Déjalo ir" dijo su padre justo cuando su madre estaba por detenerlo. Dejando atrás a su familia él vagó en una dirección desconocida durante un par de horas, al final la sensación paró y se halló perdido y sin rumbo. Sus padres lo habían estado siguiendo y cuando lo vieron salir de su trance y llorar en medio de la calle, acordaron sin hablar que era hora de llevarlo con un profesional. 

Empezaron con determinación pero cuando los remitieron del pediatra al psicólogo y de ahí al psiquiatra fue cuando empezaron a preocuparse. Estaban discutiendo sobre si de verdad era algo tan serio como para que su hijo tuviese que ir al psiquiatra desde tan pequeño. En ese instante justo en el que una discusión está por transformarse en una pelea sonó la puerta, como caído del cielo regresó el tío Perdido. Si alguna vez él supo su nombre lo olvido rápidamente, el tío perdido solo aparecía de vez en cuando y siempre sin avisar, el hermano de su madre era peculiar y hacía años que no regresaba, tenía la mitad de la cabeza rapada y exhibía un tatuaje que decía "Here is johnny" en la parte calva, una chaqueta amarilla amplia y abrigada y un pantalón camuflable que por las cremalleras que tenía en las piernas delataba que también eran bermudas  . La impresión logró sacar a sus padres de la preocupación y el enojo por un momento, mas cuando Perdido levantó sonriendo una pequeña caja de regalo parecieron sorprenderse y entristecerse. Habían olvidado el cumpleaños de su hijo. 

La tarde pasó mientras ellos hablaban con el tío Perdido, el regalo reposaba silencioso sobre la mesa. Él les contó de sus viajes, fue a tailandia, lugar donde tuvo una experiencia con un hombre que parecía demasiado una mujer, pero que no lo notó hasta cuando fue demasiado tarde "...y ya estaba muy en el cuento como para echar pa' atrás"  Sus padres abrieron mucho los ojos y él rió. Si la historia era falsa o no eso era lo de menos, cuando Perdido las contaba lo importante era que fueran interesantes, que las recordaran y se las contaran a otros,  "Porque cuando mis historias viajan, yo viajo con ellas, así que siempre estoy viajando" decía.

Fue en medio de una de esas historias que él tuvo otro "episodio", el más violento hasta la fecha, su respiración se aceleró y salió corriendo hacia la ventana, afortunadamente era muy pequeño para saltar por ella y sus padres al ver su intento frustrado reaccionaron al instante, soltaron sus bebidas y el sonido de la vajilla al estrellarse contra el suelo sobresalto a Perdido. La imagen debió de resultarle graciosa porque sonrío, el padre sosteniendo al niño por la cintura mientras aguantaba las patadas en su estómago y la madre le sostenía la cabeza y le susurraba algo con la intención de calmarlo. Eventualmente el "episodio" terminó, el forcejeo dejó a todos agotados, pero él , siendo aun un niño quedó dormido en los brazos de su padre, quien lo llevó a la cama mientras su madre recogía los pedazos de cerámica rota desperdigado en un charco de tinto. "¿Siempre es así?" preguntó Perdido, "Nos turnamos quien recibe las patadas" bromeó su padre, Perdido sonrió, él sabía que cuando alguien bromea sobre la desgracia es porque se ha acostumbrado a vivir con ella, los síntomas eran claros.

Nunca supo cómo, pero Perdido convención a sus padres de que lo dejaran ir con él en su próximo viaje, esa misma noche empacaron sus cosas y Perdido se fue con el niño que acababa de cumplir 4 años. El taxi era silencioso, Perdido no era muy bueno tratando con niños, o al menos eso pensaba él, recordó entonces el regalo, lo sacó de su bolsillo y se lo entregó. Mientras él lo destapaba sin ánimos Perdido soltó: "Una vez tuve un televisor como tú..." sin respuesta del niño, seguía desempacando el regalo sin ánimos "...era un SONY, de esos portables, lo compre para un viaje de varios días porque también servía como radio, pero se encendía solo en mitad de la noche y nos despertaba a todos en la caravana..." los pedazos de papel regalo caían en el suelo del taxi, el taxista soltó un "Me hace el favor y me lo deja limpio" sin mirar atrás y Perdido le devolvió la no mirada, continuó "...así que un día lo tiré por un risco en mitad de la noche" El niño levantó la cabeza, podía verse el miedo en su rostro, "¿Es eso lo que harán conmigo?"  Perdido quiso sonreír, pero sabía que si lo hacía destruiría la ilusión que había creado. "La verdad tus padres lo estaban pensando..." Hizo una pausa, quería ver si su público estaba listo, la expresión del niño era clara, era el momento, aprovechó un instante y se dio cuenta de que el conductor también estaba interesado en como iba a terminar su sentencia. "...pero gracias a ese amuleto que tiene ahí ya no será necesario",se encogió de hombros. El niño miro por primera vez con verdadera curiosidad la caja que tenía en las manos, la destapó ansioso y dentro vio un collar con un dije en forma de diente. El niño se lo puso y cuando en medio del vuelo Perdido lo vio con las pupilas dilatas y aferrándose a el amuleto con las dos manos se dijo a si mismo "Tranquilo Sony, no te voy a tirar por un risco".