miércoles, 30 de octubre de 2013

Bienestar (cuento)

Entre toda esta oscuridad todo parece un recuerdo lejano. No, parecen las memorias de un sueño casi olvidado.

Yo era un engranaje, decir que era importante es redundante, todo engranaje es importante. Todo engranaje se encarga de que la maquinaria completa funcione, si alguna pieza falla debe ser removida y reemplazada, de lo contrario todo el mecanismo se viene abajo. Me repetían esas palabras todo el tiempo cuando era niño, ahora que lo pienso yo mismo me las repetí toda mi vida, las repetí hasta el día en que fallé, el día en el que me di cuenta que era algo más que un engranaje y , al mismo tiempo, era considerado como mucho menos que esto. 

La habitación estaba casi vacía, mi compañera de trabajo y yo nos quedamos solos en la oficina haciendo trabajo extra, todo sea con tal de mantener el funcionamiento de la máquina. Ella había sido seleccionada para dar a luz al hijo del jefe, eso solo le daba el privilegio de tener un hijo que estaría destinado a heredar la compañía. Por supuesto este hijo no heredaría su apellido y sería criado con los demás predestinados, pero era un gran honor poder servir a la maquinaria. Siguiendo esa lógica el solo estar vivo era un gran honor, pues toda tu vida le pertenece a la maquinaria. 

Terminamos de arreglar el papeleo extra y nos disponíamos a regresar a nuestros hogares para poder descansar lo máximo y servir de manera eficiente al siguiente día. En ese momento noté que le costaba trabajo caminar, la criatura que crecía dentro de ella le causaba dolores de espalda y el trabajo era mucho más extenuante en esas condiciones. "Déjame ayudarte", le dije mientras la tomaba delicadamente de la cadera y de la mano ella me sonrió y me di cuenta de que tenía los pezones muy levantados. No sé si era por el embarazo o por el hecho de que el jefe no le había regalado ropa suficientemente holgada, pero los vi con claridad, clavé mis vista en ellos durante unos segundos que se me hicieron eternos, hasta que bruscamente ella se apartó de mi. Tenía una expresión trágica , como si quisiese disculparse por lo que tenía que hacer o como si sintiese pena y asco hacía mi. Miré hacia abajo y comprendí todo, tenía una erección.

En casa no concilié el sueño. Maña sería mi último día de vida , eso si no venía nadie en mitad de la noche a desaparecer mi existencia, prácticamente podía oír el aviso en la oficina "Su compañero del cubículo 465 ha sido declarado culpable de injuria y comportamiento depravado, se les solicita olvidarle y repartirse sus tareas hasta que llegue su reemplazo dentro del plazo de 8 días". Yo mismo había olvidado a varios compañeros que habían infringido la ley , es un procedimiento normal  , a veces hay arrestos en secuencia durante un mes, a veces pueden pasar meses sin arrestar a nadie, eso último no es común. Dentro de todos mis años de vida la única persona que no pude olvidar fue a aquella chica que fue arrestada luego de haber estornudado durante una reunión, yo era el hombre que servía los cafés en ese momento y pensé que mi expresión de horror no podría ser más severa jamás, estaba equivocado pues dos segundos después la muchacha rompió a llorar. Si hubiese tenido dos vidas estaría dos veces muerta. Evidentemente nunca la volví a ver.

Ya todo estaba perdido y en un acto de locura hice lo impensable, salí de la ciudad. Yo , un engranaje suelto, se escapó de la maquinaria y rodó a lo desconocido, a lo salvaje.

Caminé hasta que no pude más , el espeso follaje de las afueras de la ciudad me sumergía en una oscuridad insondable, yo que me había maravillado con los árboles que veía en los museos de niño les desprecié como nunca había hecho antes, aquello era como estar muerto, solo que no te libras de la sed o el hambre. Me recosté a esperar mi muerte , pero el negro que me cubrió los ojos no fue el de de la parca , sino el del sueño. 

Desperté por un vaivén que me causó mareo y un olor repugnante que me rodeaba, estaba a espaldas de un hombre enorme y maloliente y en cuanto recuperé la conciencia del todo vi que no estaba solo , estaba rodeado de muchas otras personas, repugnantes todas. No tuve tiempo de contarles o de analizar la situación pues mi estómago me traicionó y expulsé en arcadas lo poco que me quedaba en el estómago , cubriendo completamente la espalda del gigante apestoso.El bruto embadurnado de mi vómito se giró para verme , olisqueó un poco y se rió , paso seguido me botó al suelo con brusquedad y, antes de que pudiera maldecir del dolor, procedió a cubrirme con su propio vómito. Nunca entendí muy bien qué significaba ese acto y no fue sino hasta el día siguiente que pude meditarlo pues mientras me retorcía del asco por todo el vómito que cubría mi cuerpo y que se metía dentro de mi por mi nariz y ojos perdí el conocimiento.

Los días que viví con esos seres fueron caóticos, estaba vivo , si ¿Pero, a que precio? Los salvajes comían lo que encontraban y si no encontraban nada se comían entre ellos , muchas veces estuve a punto de ser la cena de otro , pero siempre lograba encontrar una forma de matar primero a mi depredador y festejar comiéndome su cuerpo. Al principio pensé que todo lo hacía por supervivencia , que el mismo instinto que me había hecho dejar el mecanismo ahora me imponía un ultimátum " matar o morir". Me di cuenta luego que era un engaño , en realidad me estaba transformando en uno de ellos y me pude dar cuenta cuando me encontré entre un grupo de salvajes abusando de una salvaje. No , abusar es el término que uso para sentirme bien conmigo mismo , la estábamos violando , lo hicimos una y otra vez , hasta que su cuerpo quedó inmóvil y el olor a muerte nos dijo que si no parábamos ahora sería más desagradable comerla después. Fui yo quien tomó la iniciativa de comer el cadáver, retiré mi miembro de entre sus piernas y  la observé a la cara por primera vez, tenía la misma expresión que cuando se puso a llorar en la reunión , solo que esta vez sus lágrimas ya  hacia mucho tiempo estaban secas. 

Ahora tengo mucho miedo de morir , pero creo que tengo más miedo de lo que puedo hacer vivo. 

jueves, 3 de octubre de 2013

Insignificante

Creo que fue de una caricatura de donde saqué esta teoría-como casi todo lo que hacer parte de los anaqueles de mi "conocimiento"- , la teoría de que dentro de cada átomo hay un universo. Al principio tiene ese tono egocentrismo que le dan los seres humanos a todo, pero luego puedes componer una idea más humilde pero simple , hasta el punto de lo aterrador ; la de que nuestro propio universo está dentro del átomo de algún ser cósmico gigantesco , tan grande que todo lo que conocemos es una parte tan insignificante de él que posiblemente ni lo sepa. Me gusta pensar de esa forma , a pesar de que me hace sentir una extraña claustrofobia - El hecho de que todo lo inimaginablemente grande del universo cupiese en la punta de la punta del pelo de una verruga te hace sentir un poco acongojado respecto a tu existencia- pienso que la vida en nuestro universo puede acabar un día sin ninguna razón aparente mientras que el átomo en el que estamos sufre alguna reacción de fusión, lo más probable es que muriésemos todos tan rápido que siquiera el hecho haber existido sería tan insignificante como la más pequeña partícula de polvo que le soplas a un libro viejo. Sería un Deus Eux Machinima muy simpático dada la condición de superioridad psicológica del hombre , me agradaría vivir 5 segundos después de que ocurriese solo para poder exhalar  un "¡HA!" para luego desintegrarme como el resto.

De toda está reflexión lo que más me espanta es que tal ves  estamos viviendo en una Verruga.