Me encanta el bar los lunes en la
mañana, es silencioso y fresco, como un cementerio podría decirse. Puedo
apreciar con todo el tiempo que quiera el olor del licor, su color, degustarlo
sin apuros. Puedo ir al baño cuando me apetezca sin tener que aguantar tediosas
filas, y quedarme mirando el remolino que se forma en la tasa hasta que la
última cota de agua amarillenta se ha marchado, puedo halar la palanca cuantas
veces quiera hasta que quede tan limpio como quiero. Nunca uso los orinales ni
siquiera cuando estoy solo, muchos menos orinaría en un árbol o un poste
telefónico, la sola idea me parece algo inconcebible, casi tan inconcebible
como que suene la puerta del bar un lunes a las 8:45 AM y que por ella entre
una muchacha joven y bella, sin embargo esto último está pasando frente a mis
ojos. ¿Significa esto que de ahora en adelante voy a orinar en árboles y postes?
¿Debería quedarme mirando?, no.
¿Qué tal si ella me está mirando justo ahora? No puedo soportar la idea de que
me esté observando, de que me esté examinado con sus ojos, ¿No puede usar otros?
No puedo girar la cabeza para mirar pero siento como si me estuviesen
respirando en la nuca. Prefiero esto a tener que cruzar miradas con ella,
tendría que desviar la mirada, o peor aún ¡Sonreír! Nunca he podido sonreír con
naturalidad. Si revisara mi álbum de fotos familiar siempre me encontraría con
una sonrisa arqueada hacia abajo, como haciendo una mueca, nunca entendí la
diferencia entre sonreír y mostrar los dientes, así que siempre pensé que lo
estaba haciendo bien. También tengo dificultades para pedir citas o consultas
de cualquier clase, no quiero equivocarme nunca diciendo “Buenos días” cuando
ya son pasadas las doce del mediodía, por eso siempre que tengo citas al medio día llego una hora antes , para
evitar cualquier posibilidad de error. Siempre fui muy inteligente. No entiendo
cómo es que la gente se toma tan a la ligera los saludos y lo hace con tanta
naturalidad, como está chica que me acaba de saludar. ¿Me saludó?
-¿Cómo te llamas?
Y ahora me está preguntando mi
nombre, ¿Debería contestarle? , es decir, no es que no tenga una razón para no
hacerlo, pero cuando das tu nombre das una parte de ti, ¿en serio quiero darle
algo tan importante a una completa desconocida? No me voy a arriesgar a que me
lo pregunte de nuevo, eso sería peor aún ¿Lo sería?
-Oscar….
-Gusto en conocerte Oscar, ¿Te
gustaría invitarme algo?
Está sonriendo, ¿No se supone que
soy yo quien debe dar la iniciativa de invitarla? Debía haberla invitado antes
de que ella me lo preguntara. ¿Si la invito ahora se enojará?, ¿Me clasificará
de machista? No quiero que piense eso, pero me sigue mirando y sigue sonriendo.
¡Está esperando! ¡Claro! , está esperando mi respuesta.
-Emm…Si claro
-¡Gracias! , Además de guapo eres
buen mozo ¿Qué haces por estos lares tan temprano?
Yo podría hacerle la misma
pregunta y sería muchísimo más válido. Ella es la extraña aquí, nunca la había
visto antes. ¿Me ha llamado guapo? La Verdad es que casi nunca me miro al
espejo pero cuando lo hago nunca me ha desagrado lo que veo, pero claro,
comparado con la belleza de esta muchacha soy un tipo cualquiera. No, soy menos que eso.
No hay punto si quiera de comparación.
-Creo que me voy, solo vine a
tomar algo pero si algún día quieres
salir llámame, tontito
Sonríe. ¿Se está burlando de mí?
Me acaba de decir tontito, no sabe que siempre fui más listo que los
demás. Se fue. Al fin. ¿Por qué sigo
nervioso entonces? Sus palabras siguen atrapadas en mi cabeza, su silueta. Dejó
su número sobre la mesa. “Tontito”, me repito esa palabra una y otra vez, la
desmenuzo en sílabas, en letras, la degusto a fondo, ¿De verdad quiero que esa
sea lo último que oiré de ella? ¿Qué fue lo último que yo le dije? “Si claro”.
No debí decirlo, nunca pensé en decirlo. Debí decirle bella, pero soy muy listo
para ser así de imprudente. Al final no he preguntado su nombre ¿Cómo se supone
que voy a guardar su número? ¿Debería guardarla como “La chica del bar”?. No,
ni pensarlo, ella no pertenece a este lugar si tuviese que haber una relación
de pertenencia entre esa mujer y este lugar sería ella la dueña de todo esto,
incluyéndome ¿Soy suyo?, ¿Debería guardar su número como “Mi dueña”?. No, no
puedes pertenecerle a alguien, pero como quisiera poder pertenecerle. ¿Por qué
quiero ser de su pertenencia? Estoy
enamorado. Me acabo de enamorar de Mi dueña ¿Justo hoy? , ¿Justo el día en el
que había decidido suicidarme?
Por eso estoy aquí en primer
lugar, no me sentiría cómodo suicidándome en mi casa, si algún día me
arrepiento no podría volver a ese lugar sin que me den ganas de suicidarme de
nuevo. Sin embargo ahora estoy enamorado, Mi dueña me ha dado una razón para
vivir. La amo. Debo permanecer vivo en nombre del amor, así no tenga otra razón
para vivir. ¿Vale la pena vivir solo por amor? ¿Y si ella no me ama? ¿Cómo
podría amar a un hombre sin palabra como yo? No soy capaz ni de cumplir con mi
propio suicidio, no es como si alguien más pudiese hacerlo, claro. Entonces, me
suicidaré ahora para poder ser digno de su amor. ¿Me pregunto si podré escuchar
el disparo con suficiente tiempo como para darme cuenta de que estoy a punto de
morir? Es una pregunta que solo podría responder un muerto, pero como nadie ha
regresado de la muerte no hay nadie que sepa, si lograse saber esto sería único
en el mundo, esa sería una razón más para vivir.
He escuchado el tiro, pero no
pude sentir la bala ¿Fallé? No, definitivamente estoy muerto, el proyectil
atravesó viajó tan rápido que no pude sentirlo. Interesante. Lo más importante
es que acabo de cumplir mi palabra y me he suicidado, todo gracias a Mi dueña.
Gracias a ella soy un mejor hombre. Sin ella no me hubiese motivado suficiente
para quitarme la vida. ¿Habrá escuchado el disparo? Ojalá lo haya escuchado,
sería mi declaración de amor hacia ella. Ojalá haya entrado y encontrado mi
cuerpo inmóvil y mis sesos esparcidos coloreando toda la habitación como prueba
de mi amor. Todo gracias a Mi dueña , gracias a ella soy libre.