lunes, 27 de enero de 2014

Aquel raro día en el que casi olvido llorar

Asumo que es un comportamiento común el volver una y otra vez a escuchar ciertas canciones cuando se repiten las mimas situaciones en la vida. La verdad no sé ni que escribir, es como si la música dijera ya todo lo que pienso y siento. El blog es este espacio donde simplemente boto toda la basura que me podría hacer una persona que no me agrade, es mi forma de soltar algo de presión en la olla que a veces es mi cabeza, sin embargo esto no siempre es suficiente, a veces necesito que me escuchen, reposar la cabeza y soltarle a alguien un "te quiero" . Aun con todo el sueño y dolor de cabeza y corazón, el solo imaginar que puedo dedicarle algo de tiempo a quienes quiero me alivia. 

Ahí me tienen entonces, tratando de demostrar que solo soy yo y que muchas veces esto no es suficiente,  pero que incluso cuando no lo es soy capaz de vivir a gusto. Lo que no soporto es cargar las expectativas de los demás, amo lo que hago, pero no amo todo lo que tengo que hacer para llegar a donde quiero. Tal vez por eso siempre estoy sonriendo, son las sonrisas de regreso, desinteresadas, sinceras, las que me han dado más alegría últimamente. Me recuerdan a mis amigos.

Estoy llegando al punto en que la propia tristeza opaca el problema que la causó en primer lugar. Me recuerda ese día raro que me dieron ganas de acabarlo todo, pero claro , fui muy tonto y mi propio miedo me protegió. Es el mejor error que he cometido, pues lo peor que pudo haberme pasado hubiera sido el haber triunfado en quitarme la vida.

De eso hace ya mucho y no tengo ganas de dar detalles, no es el momento. Este es el momento de llorar un poco para calmar mis ánimos que siguen temblorosos. Mañana la vida sigue 


sábado, 18 de enero de 2014

Pecado inocente

Me arrojo sin remedio a la cama ,siento como las cobijas se ensartan en el recuerdo que cincelaron tus dedos en mi piel, tratando de llenar cada rincón de mi ser que aúlla la falta de ti. Inhalo el frío aire de la madrugada y le hago bajar por mi garganta, solo para encontrarse con ese nudo de palabras que no te dije, que se atascaron con besos y terminaron por entregarse a los brazos de Morfeo cuando chocaron con el arrullo de tu aliento. Recuerdo cuando me ahogaba con tus besos y sin valor para detenerte decidí respirar por cada poro de mi cuerpo , respirar nuestro sudor que se mezclaba y se perdía por entre los valles de tu cuerpo. Te recuerdo y mientras lo hago busco por los lugares por donde solían viajar tus manos, atento a encontrar algún momento perdido entre mi cuello, entre mis piernas o mi pelo.

Me arrojo sin remedio a una lágrima, maldigo al tiempo que nos mantiene atados a péndulos paralelos, sentenciados a encontrarnos por un instante solo para separarnos de nuevo. Me aferro al aire que sostengo entre mis brazos, aquel que he moldeado con caricias para simular tu silueta y antes de darme cuenta estoy contigo de nuevo. Desde fuera se ve el resplandor filtrado a través de mi sonrisa, pero pocos son los que sospechan que en realidad eres tu la que en sueños continua iluminando mi vida.

Monitor

Vamos a atacar un tema específico como por romper la rutina de dar rodeos y hacer metáforas. Este año cumpliré 20 años. Siempre me había parecido una fecha muy lejana, como si la niñez y la adolescencia se me hubiesen escapado por la puerta de atrás cuando no estaba mirando. De alguna forma el estar otra vez en la universidad me recuerda constantemente esto, ver a mis compañeros haciéndose las mismas preguntas que yo me hice hace unos pocos años me hace sentir viejo, asumo que es por que estos últimos 3 años no han sido amables conmigo y han sacudido mi vida  y la de mis seres queridos de muchas maneras. Así como he crecido también he perdido algunas cosas, pero son pocas las decisiones de las que me arrepiento y creo estar en una posición ,si  no buena al menos estable.

Recuerdo cuando mis primos mayores cumplían 20 años y yo les veía pensando todas las cosas que yo habría hecho para ese entonces, ahora estoy a punto de llegar a esa edad pero no siento haber hecho nada de lo que pensaba. Cuando salí del colegio mi prioridad era salir de mi casa lo antes posible y para ser sinceros, eso no ha cambiado, lo único que ha cambiado es el periodo de tiempo y la forma en la que pretendo hacerlo, me he tenido que plantear las cosas desde una perspectiva diferente, una perspectiva realista. Entre las cosas que si han cambiado está el que he aprendido a vivir muy feliz y satisfecho en el presente, he dejado de estar obsesionado con mis objetivos y me he dando cuenta que es el día a día lo que realmente vale la pena.

Tal vez la lección más importante es el aprender a dejar que las personas lleguen y se vayan, entender que la vida no es algo que se da , sino que se comparte y que no puedes poseer la vida de alguien, ni puedes esperar que alguien se haga cargo de la tuya. En pocas palabras he aprendido a estar solo y a vivir feliz así, pero eso no implica aislarse, solo conocerse.

Creo que es un momento apropiado para soltar una anécdota, para aligerar un poco lo pesado de la reflexión. Últimamente paso mucho tiempo en mis pensamientos. No hablo de pensar muchas cosas y que eso ocupe la mayor parte de mi día productivo, hablo de que literalmente creo situaciones que vivo en mi imaginación y aunque es algo que he hecho con cierta regularidad durante toda mi vida en los últimos meses se ha hecho un hábito que no puedo controlar. Un momento estoy sentado en la silla del bus y al otro estoy en un salón de clase sonriéndole a una niña linda, luego estoy de regreso en la silla y sigo con la rutina del día. El problema es que he logrado perfeccionar cada detalle a tal punto que empiezo a confundir mis recuerdos con la fantasía y después de unos días es muy difícil saber cual fue el momento que viví y cual el que imaginé.

Me pregunto si algún día seré capaz de quedarme en mi mundo de sueños por siempre. Me pregunto si lograré perfeccionar la técnica a tal punto que hasta la vida se me quede corta en belleza. Son preguntas que no me gustaría que fuesen respondidas, tener que elegir entre mi vida y un indistinguible mundo perfecto sería un reto incomodo de afrontar. A este paso , sin embargo, voy a tener que llevar un diario en el que certifique por escrito que es lo real y que no.

A todas estas creo que sería más peligroso si , pensando que estoy en un sueño , actuase de manera imprudente. Se me ocurren situaciones que van desde decir esa opinión rancia que tienes de alguien hasta matar a una persona. No me gustaría que un psicólogo se diese cuenta de que soy psicológicamente inestable antes que yo.

jueves, 16 de enero de 2014

Propósito (cuento)

Mi abuelito escucha a los insectos y le da nostalgia. Mi abuelito escucha a los insectos y le dan ganas de llorar. Mi abuelito viviría llorando si pudiera...

Hoy agarré un mosquito con las manos. En cierta forma recordé aquella escena de la película de karate kid en la que el estudiante logra atrapar una mosca con unos palillos, por supuesto mi hazaña fue mucho menos impresionante pero no es lo magnífico de atrapar un mosquito con las manos lo que me hace contar este pensamiento.

Tenía al insecto entre mis dedos, ya hace rato le había visualizado, revoloteaba sobre mi cabeza  con sus extremidades colgando del cuerpo, se veían tan pesadas , como si fuese un castigo llevarlas, fue entonces cuando le agarré con firmeza con mi mano derecha (siempre la más dispuesta) y mientras veía y evaluaba el daño que mis dedos le había ocasionado le arranqué una pata.

Como era un mosquito no emitió ningún grito, no era como un perro o un gato que gritan para expresar su dolor, este solo seguía intentado volar , como si no entendiese que había algo que lo sostenía y solo pudiese hacer lo que la naturaleza le había condenado a hacer, solo podía intentar completar su propósito.

Que un mosquito se aferre a la vida para cumplir su propósito me hace pensar lo insignificantes que somos los seres humanos, que jactandonos de nuestra "inteligencia" aun sufrimos por encontrar nuestro   "propósito", como si la razón hubiese cambiado algo dentro de nosotros y nos hubiese atado a una pregunta tramposa. En nuestro desesperado intento por dar a nuestra conciencia un sentido creamos dioses , fuerzas místicas y deidades que nos salven del fin definitivo que es la muerte, pero este mosquito, que no es capaz ni de preguntarse cualquier cosa, solo se preocupa por cumplir su propósito, morir lo tiene sin cuidado. Mientras pienso esto le arranco instintivamente otra pata.

Ahora el mosquito no es capaz de volar , lo dejo en la mesa y me siento a ver como golpea sus alas contra la madera sintética, se eleva un poco sobre la superficie de esta pero cae al instante, es casi como un salto, solo que en lugar de usar sus piernas usa sus deterioradas alas. Esas mismas alas que le permitían surcar mi cuarto con libertad ahora solo le servían para dar esporádicos "saltos". Este mosquito está inválido, no puedo volar y así ya no es capaz de hacer nada. Su corta vida ha tenido un final más abrupto de lo esperado.

Alguna vez leí que el objetivo de la vida no es llegar al final, que al final todo se hace más difícil. La vejez no hace distinción entre los seres humanos y se lleva nuestra humanidad poco a poco. Todo aquello que hemos construido se derrumba, perdemos la memoria y el sentido de estar vivos, como una preparación para la infame muerte. Este mosquito es como un anciano agonizante que espera sin saberlo la muerte. Pensé entonces que sin dos de sus seis patas es más parecido a un ser humano de lo que jamás fue en toda su vida , pero claro los humanos no pueden volar. Por eso le arranqué las alas.

Ahora guardo a mi pequeña persona en la cajita de un reloj  dentro de mi mesita de noche. Mi abuelito yace calmado todas las noches, esuchando como los insectos baten sus alas. Mi abuelito escucha a los insectos y le da nostalgia. Mi abuelito escucha a los insectos y le dan ganas de llorar. Mi abuelito viviría llorando si pudiera, pero él ya está muy viejo para eso.