Vamos a atacar un tema específico como por romper la rutina de dar rodeos y hacer metáforas. Este año cumpliré 20 años. Siempre me había parecido una fecha muy lejana, como si la niñez y la adolescencia se me hubiesen escapado por la puerta de atrás cuando no estaba mirando. De alguna forma el estar otra vez en la universidad me recuerda constantemente esto, ver a mis compañeros haciéndose las mismas preguntas que yo me hice hace unos pocos años me hace sentir viejo, asumo que es por que estos últimos 3 años no han sido amables conmigo y han sacudido mi vida y la de mis seres queridos de muchas maneras. Así como he crecido también he perdido algunas cosas, pero son pocas las decisiones de las que me arrepiento y creo estar en una posición ,si no buena al menos estable.
Recuerdo cuando mis primos mayores cumplían 20 años y yo les veía pensando todas las cosas que yo habría hecho para ese entonces, ahora estoy a punto de llegar a esa edad pero no siento haber hecho nada de lo que pensaba. Cuando salí del colegio mi prioridad era salir de mi casa lo antes posible y para ser sinceros, eso no ha cambiado, lo único que ha cambiado es el periodo de tiempo y la forma en la que pretendo hacerlo, me he tenido que plantear las cosas desde una perspectiva diferente, una perspectiva realista. Entre las cosas que si han cambiado está el que he aprendido a vivir muy feliz y satisfecho en el presente, he dejado de estar obsesionado con mis objetivos y me he dando cuenta que es el día a día lo que realmente vale la pena.
Tal vez la lección más importante es el aprender a dejar que las personas lleguen y se vayan, entender que la vida no es algo que se da , sino que se comparte y que no puedes poseer la vida de alguien, ni puedes esperar que alguien se haga cargo de la tuya. En pocas palabras he aprendido a estar solo y a vivir feliz así, pero eso no implica aislarse, solo conocerse.
Creo que es un momento apropiado para soltar una anécdota, para aligerar un poco lo pesado de la reflexión. Últimamente paso mucho tiempo en mis pensamientos. No hablo de pensar muchas cosas y que eso ocupe la mayor parte de mi día productivo, hablo de que literalmente creo situaciones que vivo en mi imaginación y aunque es algo que he hecho con cierta regularidad durante toda mi vida en los últimos meses se ha hecho un hábito que no puedo controlar. Un momento estoy sentado en la silla del bus y al otro estoy en un salón de clase sonriéndole a una niña linda, luego estoy de regreso en la silla y sigo con la rutina del día. El problema es que he logrado perfeccionar cada detalle a tal punto que empiezo a confundir mis recuerdos con la fantasía y después de unos días es muy difícil saber cual fue el momento que viví y cual el que imaginé.
Me pregunto si algún día seré capaz de quedarme en mi mundo de sueños por siempre. Me pregunto si lograré perfeccionar la técnica a tal punto que hasta la vida se me quede corta en belleza. Son preguntas que no me gustaría que fuesen respondidas, tener que elegir entre mi vida y un indistinguible mundo perfecto sería un reto incomodo de afrontar. A este paso , sin embargo, voy a tener que llevar un diario en el que certifique por escrito que es lo real y que no.
A todas estas creo que sería más peligroso si , pensando que estoy en un sueño , actuase de manera imprudente. Se me ocurren situaciones que van desde decir esa opinión rancia que tienes de alguien hasta matar a una persona. No me gustaría que un psicólogo se diese cuenta de que soy psicológicamente inestable antes que yo.