jueves, 20 de febrero de 2014

Instinto para hacer el mal

¿Qué tan lúcido estoy mientras escribo esto? Si me propusieran hacer un ejercicio de matemática muy seguramente lo desarrollaría correctamente. Si tuviese que definir algo o hablar de temas concretos como biología, historia o teorías del arte también es probable que me desenvolviese  con soltura y sin rodeos. Pero si me pidiesen dar mi opinión personal, expresar un sentimiento o entender un problema ajeno a mi, creo que diría cosas que no quiero decir y muy seguramente haría un mal que no quiero hacer.

No estoy enojado, no me hierve la sangre en ira no tengo ganas de hacerle mal a alguien, pero estoy seguro de que lo haría con la más mínima provocación. No sé que tan común sea entre los seres humanos sentirse como me siento ahora, plagado de una capa de humillación e inseguridad, consciente de que pierdo mi tiempo y que lo que debo hacer no es particularmente difícil y aun así lo pospongo, solo porque una pequeña cosa en mi mundo no encaja. A veces creo que la vida es mejor siendo un idiota. "La ignorancia es el mejor regalo" dice una canción cuyo nombre no recuerdo y hoy estoy completamente de acuerdo,  si no me hubiese acordado de las otras opciones no estaría ahora recreando una realidad gris en mi cabeza. Aquel que tiene la capacidad de armar el rompecabezas no significa que disfrute el resultado final, el  idiota por otro lado simplemente se mete las piezas a la boca, las mastica y luego se va va a dormir con una sonrisa babosa en la cara.

Iba una , ya van dos y pronto serán tres y yo sigo esperando como un retrasado a que lo que es real deje de serlo y lo único que hago es venir a lamentarme a mi blog. Me gusta este espacio por una sencilla razón. Todos los problemas del mundo desaparecen y solo quedo yo en mi pequeño y egoísta mundo personal, yo y mis insignificantes problemas que ha nadie importan y mucho menos imaginan.

Lo peor de todo es que esa misma " inteligencia" que me hace armar el rompecabezas me dice que todo esto me lo merezco y yo simplemente no puedo parar de compadecerme y de negar la existencia de la tan obvia solución