Ahí me tienen entonces, tratando de demostrar que solo soy yo y que muchas veces esto no es suficiente, pero que incluso cuando no lo es soy capaz de vivir a gusto. Lo que no soporto es cargar las expectativas de los demás, amo lo que hago, pero no amo todo lo que tengo que hacer para llegar a donde quiero. Tal vez por eso siempre estoy sonriendo, son las sonrisas de regreso, desinteresadas, sinceras, las que me han dado más alegría últimamente. Me recuerdan a mis amigos.
Estoy llegando al punto en que la propia tristeza opaca el problema que la causó en primer lugar. Me recuerda ese día raro que me dieron ganas de acabarlo todo, pero claro , fui muy tonto y mi propio miedo me protegió. Es el mejor error que he cometido, pues lo peor que pudo haberme pasado hubiera sido el haber triunfado en quitarme la vida.
De eso hace ya mucho y no tengo ganas de dar detalles, no es el momento. Este es el momento de llorar un poco para calmar mis ánimos que siguen temblorosos. Mañana la vida sigue