¿Qué mejor forma de iniciar el día 1 que con solo 10 minutos libres antes de salir? Diez minutos que seguramente se harán veinte o treinta, todo con tal de que el escrito quede completo. Y decir completo es algo en exceso vago, porque ningún escrito está jamás completo en el más estricto de los lenguajes.
Hoy es el día uno, pero no me siento especialmente emocionado con eso. Una voz me dice que justo ahora esto podría ser otro fracaso en la larga lista de las cosas sin terminar en mi vida. Vamos que con prácticamente tres libros y dos carreras universitarias sin terminar es una lista pesadita. Admito que esto es algo pequeño, pero ¿ quién sabe? tal vez, si todo sale bien, no sean treinta, podría extenderse a cien o a un año. Pero sigamos con el plan original, we'll cross that bridge when we come to it.
Joder quedan dos minutos y aun no encuentro el hilo de las ideas. No voy a publicar un montón de entradas donde no sé que decir o donde me repita, eso le quitaría toda la gracia al experimento. En su lugar, creo que hoy contaré que he decidido no prostituir más este blog con fines de conquista. ¿A qué me refiero? En el pasado el blog me ha servido para "mostrar mi lado sensible" de manera rápida y efectiva. Esto me llegó a causar problemas, pues a la hora de querer escribir algo por placer tenía siempre que cuidar mis palabras o hablar muy en prosa para evitar que quienes leyeran el texto entendieran las referencias en ellos. En algunos casos era tan difícil desahogarse y esconder los hechos al tiempo, que de plano no escribía y fue por esa época que regresé al papel y al lápiz. Muchos de esos escritos era bastante tristes o eran muy específicos, por lo que siempre que encuentro uno de ellos lo destruyo y sigo con mi vida. No hay razón para conservarlos.
Alguien podría decir que son los textos secretos de la cueva, pero el significado principal de la cueva era ayudarme a sentirme mejor, generar una reflexión a partir de una perspectiva muy humana de la vida. Esos escritos solo eran un montín de quejas sobre la vida, eran mi propia confusión hablando y haciendo rabietas. Todos esos poemas y textos cursis que tengo en el blog no me avergüenzan, pero esos escritos que quedaron esparcidos por mis cuadernos de diferencial, programación y por infame cuaderno de pasta vino tinto ( oh, ese cuaderno que llené completamente con escritos y que terminé botando a la basura en el ataque de depresión más serio que he tenido) , esos escritos muestran un lado de mi persona que he tratado de suprimir.
Como dije, esos diez minutos ya son veinte y aún hay cosas que me gustaría contar. Supongo que el día dos podría ser la historia de cuaderno vino tinto, pero si no me dan ganas puede que la guarde para después. Por ahora solo puedo salir corriendo de aquí y hacer en dos horas de tren lo que no hice en toda la semana. Alguien por favor regréseme mis ganas de hacer algo.